Daniel 4:23-24 (26-27)

¿Vive usted bajo la protección de Dios? ¿Quisiera hacerlo? Lea las palabras del profeta:

Daniel 4:23-24 (RV 26-27)

"Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna"

"Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad"


Si ha comparado la traducción de Reina Valera con el arameo del original habrá constatado que es muy buena y fiel. También que hay un cambio en el profeta: luego de haber quedado atónito y preocupado por una hora, ahora ha dado una interpretación cabal e incluso aconseja al rey lo que debería hacer. ¿De dónde vino su seguridad?

El fundador de la Iglesia Metodista, John Wesley (1703-1791) no tenía la intención de crear una nueva "denominación" sino de avivar la Iglesia Anglicana, de la cual procedia. No obstante, su costumbre de predicar a todos chocaba con los estatutos eclesiásticos anglicanos, ya que él predicaba en las parroquias de otros clérigos. Cuando fue confrontado por causa de este hecho, sus palabras fueron, "El mundo es mi parroquia". Él entendió que el llamado del Señor "id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" no podia ser limitado por regulaciones humanas (los clérigos de estas parroquias no hacían el trabajo evangelístico de prédicas al aire libre de Wesley, por lo cual aquellas almas que él ganaba se hubieran perdido si esperaban a que el "clérigo de la parroquia" las hubiera alcanzado)

El más conocido de los líderes de la Reforma, Martín Lutero (1483-1546) tampoco comenzó con la visión de crear una denominación. Sus luchas del comienzo eran un esfuerzo por limpiar la Iglesia Católica, de la cual él era sacerdote, de la corrupción y el paganismo que imperaba en ésta. No obstante, la persecución papal le obligó a levantar una Iglesia diferente. Cuando se le conminó en la Dieta de Worms (1521) a renunciar a sus escritos y doctrinas, su respuesta fue "Que se me convenza mediante testimonios de la Escritura y claros argumentos de la razón. [...] ... por los textos de la Sagrada Escritura que he citado, estoy sometido a mi conciencia y ligado a la palabra de Dios. Por eso no puedo ni quiero retractarme de nada, porque hacer algo en contra de la conciencia no es seguro ni saludable". La doctrina de Lutero no tuvo el efecto que él esperaba (la Iglesia Católica reafirmó todas sus tradiciones y echó a andar una Contrarreforma) Sin embargo, la Reforma que comenzó con Lutero cambió de modo absoluto el cristianismo, y fue la simiente de muchas iglesias nuevas que verían la luz basadas en las Escrituras y no en las tradiciones humanas. 

¿Cómo estos predicadores cristianos, perteneciendo aún a sus respectivas iglesias, se opusieron a la autoridad de la misma, arriesgando sus ministerios, su reputación y, en el caso de Lutero, su propia vida? Ellos sabían de una protección sobrenatural, que está por encima de las autoridades terrenales. Esta protección era también la que sostuvo a los apóstoles en el libro de Hechos, para desobedecer a las autoridades religiosas que les prohibían hablar de Cristo (vea Hechos capítulo 5) y a los amigos de Daniel que fueron amenazados por Nabucodonosor de muerte en un horno si no adoraban la estatua que él había levantado (Daniel capítulo 3) 

No hablamos de anarquía o rebelión contra las autoridades religiosas y civiles. El gobierno civil está instituido, según la Biblia, para "castigar al que hace lo malo" y para ser "servidor de Dios para nuestro bien" (Romanos 13:4) Y la Iglesia de Cristo es "Su cuerpo", para la cual Él constituye "apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros" para perfeccionar a los santos (Efesios 4:11.12) Tanto la autoridad civil como la religiosa son instrumentos de Dios para nuestra protección y cuidado. Pero la fuente es Dios, no son ellos mismos. La historia humana está llena de injusticias, pero ni una sola de ellas ha venido de Dios. 

¿Quiere usted vivir bajo la protección de Dios?

En el mensaje anterior hablábamos de una forma especial de profecía, las ADVERTENCIAS, y de cómo Dios nos da advertencias para protegernos de caer en pecado. en estos versos podemos ver otras dos formas del cuidado de Dios: las PROMESAS y los MANDAMIENTOS. 

La Palabra de Dios contiene muchísimas PROMESAS. La venida de un Salvador, el Mesías, fue prometida desde la caída de nuestros primeros padres en Génesis 3:15, y reaparece en muchos versos del AT, así como en el NT. La preservación de Israel por Dios, aún cuando fueren dispersados, su llamado y vuelta a la tierra que Él les señaló, la restauración de su nación y el reinado eterno del hijo de David sobre ellos, son algunas de las promesas en que la nación judía puede confiar. La vida eterna, el perdón de los pecados, la morada del Espíritu Santo, un lugar en la eternidad junto al pueblo de Dios en la Nueva Jerusalén, y otras muchas promesas, nos han sido dadas por Nuestro Señor Jesucristo a los que creemos en Él. 

¿Ha recibido usted de niño alguna promesa de ser premiado por su buena conducta o sus resultados escolares? Probablemente sí, y recuerda cómo la esperanza del premio era un motivo de esforzarse en la buena dirección. Del mismo modo, las promesas de Dios nos dan la esperanza de que no es en vano lo que estamos haciendo. Y esto nos es necesario, porque no todos los esfuerzos dan resultados inmediatos. Si usted entrena en un gimnasio sabrá que puede tomar años - dependiendo de su condición inicial y del sistema que adopte - para llegar al peso que se propuso, o desarrollar los músculos que quiere. Por eso no dejaría de entrenar a la semana o a las dos semanas porque aún no ve ningún resultado. 

Las promesas de Dios van aún más allá de lo que podemos imaginar humanamente; nos introducen en el reino de lo sobrenatural. El apóstol Pedro nos dice que somos "participantes de la naturaleza divina" - Dios mora y obra en nosotros - mediante la fe en estas "preciosas y grandísimas promesas" de Dios (2 Pedro 1:4) En Juan 14:12 Nuestro Señor Jesucristo afirma que el que creyese en Él y en sus obras, haría obras semejantes y aún mayores, y en Marcos 16:17-18 enumera varias señales milagrosas que podrían hacer los que tuvieran esta fe. Más adelante seguiremos hablando de las promesas, por cuanto es un tema tan importante y puede tomar libros enteros (de hecho hay mucha literatura cristiana acerca de las promesas) Prácticamente toda nuestra conversión y nuestra vida en Cristo están determinadas por las promesas de Dios. 

Otra importantísima forma del cuidado de Dios para con nosotros son sus MANDAMIENTOS. Y desafortunadamente, así como muchos no prestan oído a las advertencias, también sucede lo mismo con los mandamientos. Muchas personas no reciben al Señor por cuanto tendrán que dejar muchas cosas que "la religión les prohibirá". Esta es una tergiversación satánica del inmenso valor que hay en los mandamientos de Dios, y del cuidado paternal que Él nos muestra a través de éstos. 

La vida está llena de mandamientos, por cuanto no todas las personas "aman a Dios por sobre todas las cosas y a su prójimo como a sí mismos". Nuestro Señor resumió en estos dos mandamientos la Biblia entera. Así de simple es la fe. Pero también así de imposible. Hay multitud de situaciones en las cuales nos apartamos del amor de Dios por muchos motivos, y en que tratamos a nuestro prójimo de modo impropio. Por tanto, aparecen muchos mandamientos, incluso códigos de leyes humanas, para regular las relaciones de personas que no aman a Dios sobre todas las cosas ni a su prójimo como a sí mismos. "No robarás", "no matarás", "no cometerás adulterio" son mandamientos que llaman a tratar justamente a nuestro prójimo, pero si "amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos", es evidente que los guardaremos aún sin conocerlos, porque no haríamos a nadie el mal que no queremos recibir nosotros mismos. El apóstol Pablo lo expresa así: "la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina, según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado" (1ra a Timoteo 1:9-11) 

Si usted conduce, lo más probale es que esté familiarizado con este aparato:




La luz roja superior lleva un "mandamiento": ¡deténgase!. La amarilla avisa que vendrá una roja inmediatamente, y la verde, otro "mandamiento": ¡continúe!. Este sencillo artefacto que todos conocemos regula muy inteligentemente el derecho de las personas que conducen, para que den prioridad unos a otros cuando llegan a un cruce en el cual esto es necesario. Muchos accidentes de tráfico, y muchas muertes o daños, son el resultado de violar los mandamientos de estas luces. 

Lo mismo sucede con la vida espiritual. Muchas personas están en prisión por robar o matar, y muchas perdieron sus matrimonios por cometer adulterio. El cuidado de Dios a través de sus mandamientos trae una ley espiritual y natural implícita, y es que nuestras acciones llevan resultados aparejados. El Señor nos manda a hacer lo que traerá resultados buenos y santos, y a no hacer lo que traerá mal sobre nosotros o sobre los demás. 

El profeta Daniel vio una promesa para el rey en la alegoría del árbol, y era que el tocón que fue dejado indicaba una restauración a su gloria y poderío. ¿Habrá recordado esto Nabucodonosor cuando en medio de su locura "alzó los ojos al cielo"? (Daniel 4:34) No lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que tener una promesa de Dios es una fuente de seguridad y protección, una esperanza de que, no importa en qué situación estemos, el Señor nos librará finalmente y nos sacará en victoria, porque Él lo ha prometido. 

El rey recibió también un doble mandamiento, de vivir justamente y hacer misericordia. "Justicia" (arameo "tsidká", hebreo "tsedaká") implica el actuar justamente, el ser justificado, o el ser fiel a algo. Es una palabra relacionada con la rectitud de vida. "Misericordia" ("khanán" en ambos idiomas) es más relacionado con el favor que se da independientemente de la "justicia" como tal, es "gracia" o amor inmerecido. Esta palabra está más relacionada con la compasión perdonadora. El doble mandamiento tenía una función de protección para el rey; según el profeta, esto "prolongaría su tranquilidad". Pero Nabucodonosor lo olvidó, lo incumplió y fue alcanzado por el castigo profetizado.

¿Está usted experimentando alguna forma de frustración? ¿No tiene ninguna guía que le conduzca hacia la consecución de sus metas? ¿No tiene siquiera algunas metas? ¿Está viviendo como "con piloto automático"? ¿No experimenta la protección de Dios, ni su guía? ¿Está usted dudando del amor de Dios? ¿Ha sido su "arbol" talado, se han ido "las aves y las bestias del campo", y no puede ver siquiera el "tocón" con las raíces? 

Si usted está leyendo este texto, es muy probable que gracias a Dios tiene vista, sabe leer en español, tiene conciencia de su necesidad espiritual y tiene esperanza de que Dios aún no le ha desechado. Aunque a veces no apreciamos las bendiciones, déjeme recordarle que hay personas ciegas, personas analfabetas, y personas que han perdido toda esperanza. También es probable que durmió gracias a Dios, se despertó gracias a Dios, y está respirando gracias a Dios. Hay muchas señales por medio de las cuales Dios nos muestra que ha estado trabajando con nosotros y bendiciéndonos. No importa cuán afectado esté nuestro "árbol", hay muchas señales de la "cepa con las raíces" que puede aún retoñar y volver a alcanzar su esplendor. 

Lo primero que necesitará es identificar este "tocón", porque es la prueba de que hay un núcleo en su vida de cualidades que Dios puso allí que son buenas y que Él no va a destruir nunca, porque son herramientas que le dio para triunfar. El diablo va a manipular su mente para que usted deje de apreciar las bendiciones del Señor y estarle agradecido al Creador; si gana esta batalla, le habrá derrotado. No la haga caso al maligno; Jesucristo le ama a usted y le quiere llevar de victoria en victoria. Si sólo puede creer esta promesa, tiene la clave del éxito. Se la repito: Jesucristo le ama y le quiere llevar de victoria en victoria. ¿Cómo? Son infinitas las posibilidades del Señor, y Sus caminos están a veces ocultos a nuestra vista, pero si le busca en oración y leyendo Su Palabra, Él se le revelará. 

Si aún no ha recibido a Cristo como Su Señor y Salvador, ¡aún está a tiempo! La hora vendrá cuando esto no será posible, cuando se detendrá el corazón que envía la vida a todo nuestro cuerpo, se apagará la mente que alberga nuestras emociones, pensamientos y planes, y lo que era un ser creado a imagen y semejanza de Dios pasará a muerte y corrupción. Hay una forma de vencer sobre este hecho, y es que dentro de esta vaina terrestre, mortal y corruptible, hay un "alma" por la cual Cristo dio su vida en la cruz, que no desaparece, sino que resucitará - y con ella el cuerpo físico - ya sea para bien o para mal. El Señor anhela que usted resucite con los salvos, para que alcance la vida eterna. ¡Reciba a Cristo, y alcance las bendiciones que Él ha prometido! 

¡Que el Señor le bendiga!

En el amor de Cristo, su hermano

Israel Leonard

PS. Cristo viene pronto!

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